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La música es movimiento, las palabras tienen música y el movimiento está lleno de significado. Es un espectáculo de poesía, música y teatro-danza.

 

Un escenario vacío, solo un banco y dos personajes. No sabemos de donde vienen, ni podemos situarlos en un espacio concreto, no es importante ni donde están ni quien son, sino lo que les pasa y como les pasa. Dos personajes desconocidos, que pueden ser tu y yo, ellos o vosotros... cualquier persona que se cuestiona y quiere entender sus actitudes, reacciones, comportamientos y su relación con el mundo que le rodea.

 

La imposibilidad de expresar con palabras lo que sentimos; las máscaras que nos ponemos en la vida para protegernos; los pequeños placeres de la vida, insignificantes, pero imprescindibles; los mecanismos a los que estamos sujetos a vivir; el paso del tiempo; la rutina y el miedo a lo desconocido... son algunos de los temas que aparecen en el espectáculo.

A veces con tono emotivo o dramático, otras irónico o esperpéntico, viajaremos dentro del universo de la poesía de Robert Creeley, Guillaume Apollinaire, Mario Benedetti, Josep Anton Soldevila, Ted Kooser, Ion Olano y Anna Gual.

 

Las composiciones musicales son originales y propias, escritas por el saxofonista Mathieu Robert. Es difícil catalogar la música dentro de un estilo concreto, pero son notables las influencias del jazz, el blues, la música polifónica y la experimental. Más concretamente, nos hemos inspirado con músicos como Steve Lacy, Ben Goldberg, Carla Kihlstedt, Bryon Gysin, Kurt Weill, Boris Vian o Mikel Laboa.

 

La mayoría de veces, en el proceso de creación musical, ha sido un poema el punto de partida, otras la música ha inspirado las palabras e incluso, en alguna ocasión, ha sido el movimiento quien nos ha sugerido las notas.

Viniendo de países diferentes, hemos tenido la necesidad de compartir nuestras culturas e incluir otras que nos han influenciado, esta es la razón por la que encontramos poemas de diferentes partes del mundo. Creemos que es muy importante mantener la sonoridad original del poema, ya que cada lengua tiene un sonido especial y característico, una musicalidad propia en las palabras y construcciones de frases, que nos lleva a mundos muy diferentes. Es por ese motivo que mezclamos diferentes lenguas en el espectáculo: inglés, francés, castellano y catalán.

 

Salas de pequeño formato, cafés-teatros, bares musicales, salas de exposiciones o bibliotecas... son algunos de los sitios que creemos adecuados para representar este espectáculo.

El sonido marca el espacio, crea atmósferas y aparece transformado en pequeñas canciones. A veces en primera línea, otras como base, la música ocupa diferentes roles: incita el movimiento, crea armonías a dos voces, ofrece una cómoda superficie en la que el poema puede deslizarse libremente o, incluso a veces, toma forma de diálogo.

 

 

Pinceladas de danza contemporánea están presentes en el espectáculo. El movimiento siempre está inspirado en una acción o ligado a una palabra o conectado a un sonido. Exploramos esta conexión hablando de texturas, niveles, intensidades, ritmos, colores... Inspirados en creadores como Pina Bausch o la compañía Rosas, utilizamos también recursos como la repetición para viajar a través del movimiento por diferentes emociones.

 

 

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